1/06/2014
0
ELBLOGDEBENYPICHARDOINTERNATIONAL
POR.JORGE RAMOS.
Debe haber pocas islas tan bellas en el mundo como la Hispaniola, que comparten República Dominicana y Haití, la tierra, verde brillante, sabrosa, contrasta con las caprichosas montañas y con un mar, borracho de azul, que no se acaba.

Las playas dominicanas no tienen nada que envidiarle a las brasileñas, mediterráneas o indonesias. 

Tan pronto empieza a bajar el avión al aeropuerto de la capital dominicana, es fácil detectar las décadas de abusos y negligencia;

Y ya en tierra, surge inmediatamente la pregunta: ¿cómo es posible que una nación con tantos recursos naturales sea una de las más pobres del hemisferio?

La respuesta está en la calle.

La percepción de muchos dominicanos es que su país es pobre debido a los despilfarro históricos y la corrupción consuetudinaria de sus clases dirigentes.

Al menos cuatro de cada diez personas viven en la pobreza, según me aseguró un informado periodista.

Los dominicanos, que son muy ingeniosos para describir sus tristezas y alegrías, han acuñado unos términos muy descriptivos para identificar a los aparentes responsables de sus males económicos. 

A algunos políticos les llaman “come-solos” (por no haber repartido el botín que se robaron). 

A otros les dicen “come-siempre” (por meterle mano regularmente al presupuesto de la nación).

Y no falta por ahí quien acuse de “apaga-estufa” a líderes que, en lugar de crear riqueza, crean hambre y de “sufre-callados” a los que, tarde, se dieron cuenta que apoyaron al candidato equivocado o al que los defraudó.

Ningún partido político se salva. El béisbol, sí, es una pasión en este país pero la política es el deporte nacional. Nunca faltan nuevas combinaciones de comelones. 


El pastel de la televisión, radio y periódicos está repartido, fundamentalmente, en tres grandes grupos corporativos que, además de dar noticias, tienen bancos, aseguradoras y otras industrias. 

Y esto, me parece, no es muy saludable para la libertad de expresión. 

¿Qué pasaría en República Dominicana, por ejemplo, si un reportero descubre lavado de dinero o un acto de corrupción en el banco del dueño de su periódico? 

¿Se atrevería el reportero a denunciarlo y el diario a publicarlo? Lo dudo. 

¿Se sentirían los editorialistas y columnistas en total libertad de denunciar que uno de los accionistas de la empresa es socio en un negocito con el secretario de estado, el fiscal, el militar, el sacerdote? No creo.

República Dominicana tiene su buena dosis de diversidad en los medios de comunicación y una creciente conciencia crítica entre sus periodistas. 

En estos días no se puede mandar callar a un reportero como se hacía en la época del dictador Trujillo o en alguna de las seis presidencias -¡seis!- de Joaquín Balaguer. 

En República Dominicana hay cada vez más periodistas concientes de su labor, valientes…y muy mal pagados.

CNN EN ESPAÑOL