2/25/2014
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Según los historiadores la palabra ‘peseta’ proviene directamente del vocablo catalán ‘peceta’ que significaba ‘piececita’, es decir, moneda pequeña de plata.
 
Durante la Guerra de Sucesión (1701 a 1714) se distribuyeron por toda España las monedas de dos reales que se acuñaron por el Archiduque Carlos de Austria, pretendiente de la corona de España frente a la casa de Borbón.
 
Estas monedas circularon durante más de cincuenta años y facilitaron la introducción del término catalán en todo el país.
 
La primera moneda con la inscripción peseta las acuñó José Bonaparte durante la Guerra de la Independencia en 1.808.
 
En concreto, ordenó acuñar monedas en Barcelona, Sevilla y Madrid, pero el nombre de peseta solo lo llevaron las realizadas en Barcelona por valor de una, dos y cinco pesetas.
 
En 1809 se acuñó en Gerona una moneda con la denominación “Un duro”, caso excepcional en nuestra historia monetaria.
 
 En esta época convivían en España  escudos, onzas, duros, pesetas, maravedíes y hasta antiguas monedas romanas.
 
No sería hasta  después de la coronación de Isabel II como reina de España (1836 y 1837) cuando volvieron a acuñarse monedas con la inscripción de 1 peseta.
 
Con ellas la reina pagó a las tropas institucionales que lucharon en la primera Guerra Carlista en contra del pretendiente carlista don Carlos María Isidro de Borbón, quienes fueron llamados después por ello Peseteros.
 
El 19 de octubre de 1868, al mismo tiempo que entraba en vigor el Sistema Métrico en el contexto de la Unión Monetaria Latina, Laureano Figuerola, ministro de Hacienda del provisional del general Serrano,  firmó el decreto por el que se implantaba la peseta como unidad monetaria nacional, sustituyendo al escudo como tal.
 
De este modo, la peseta fue la unidad monetaria en España desde octubre de 1868 hasta febrero de 2002, año en que el euro comenzó a circular de forma individual. 
(1, 5, 10, 25, 50, 100, 200 y 500 pesetas)

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