El estudio analizó las cifras de muertes causadas por huracanes en EE.UU. durante más de seis décadas, concluyendo que las tormentas con nombre de mujer mataron a casi el doble de personas.
Los científicos sugirieron cambiar el método para bautizar a los huracanes a fin de contrarrestar el sexismo inconsciente que termina por afectar los niveles de preparación de la población.
Tras conocerse las conclusiones de este estudio, desde el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. subrayaron que las personas deberían poner el foco en la amenaza que supone cada tormenta, independientemente de si llama Sam o Samantha.
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