Por Praede Olivero Féliz.
Al decirle “Dios te bendiga” guardé la llave del carro para no facilitársela, pues le vi pose se salir. El me preguntó: ¿Y Mami? Le dije: “No la he visto” agregando él: No veo el carro, pero no me pidió el que yo tenía, esperando a su madre quien le facilitó el que manejaba y que es de nuestra hija Indira.
Nos acostamos preocupados como siempre, cuando un hijo está en la calle, en un país con tanta inseguridad ciudadana y donde se abusa tanto de la gente, en especial de la juventud, realmente uno no duerme, aunque pegue los ojos, la paz sólo llega cuando el hijo querido entra a la casa.
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